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viernes, 4 de octubre de 2013

Sombreros de paja toquilla, un Símbolo tradicional


Los sombreros de paja toquilla (Palmata Carludovica, nombre científico), en el país constituyen un ícono cultural que identifica nacional e internacionalmente a los ecuatorianos. Por tal motivo, desde el 5 de diciembre del 2012 este tejido tradicional fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Este arte de elaborar sobreros data desde 1630 y posee una extensa gama de modelos, colores, tamaños y calidades a raíz de la técnica y del tiempo empleado para su confección. 

Los sombreros de Montecristi son considerados los más finos dadas las condiciones climáticas de la zona que otorgan paja de mejor calidad. También según el criterio de dos empresas exportadoras de sombreros (Homero Ortega e Hijos y Ecu-andino) coinciden que en este cantón se encuentran los mejores tejedores de este material del territorio.
 Sombrero Clásico Fino de Montecristi, Homero Ortega. Foto: Cortesía.

Tannia Villavicencio, fue entrenadora de ventas de Ecu-andino durante dos años y relata que un sombrero superfino tiene un proceso de elaboración que puede durar de 8 meses en adelante, esto debido a que un mismo artesano (mayor de 70 años) se encarga íntegramente de cada una de las etapas: desde la selección de la paja en el campo hasta el remate del borde; pasando por su técnica (sus manos son muy suaves y las uñas de los pulgares e índices son largas y en puntas de tal forma que lo ayudan a hilar fino el tejido) y la selección de las horas del día en las que trabajará según las condiciones climáticas (debe estar el ambiente húmedo y sombreado para evitar la resequedad de la paja). El resultado de este ejemplar a simple vista es muy similar a la de un retazo de tela debido a la forma compacta y firme de las puntadas. Un sombrero de esta calidad está cotizado a partir de 800 dólares y puede llegar a costar entre los 2500 y 3000 dólares según el tejido pues es la versión elaborada y elegante del sombrero clásico. 

Sombrero Clásico de mujer, Homero Ortega. Foto: Cortesía.
Villavicencio, comenta que a su forma de ver, cada vez es más difícil encontrar sombreros súper finos puesto que lograr esa calidad es el resultado de un arte que se hereda de generación en generación. Afirma, que con el pasar de los años menos niños y jóvenes se interesan por desarrollar la destreza, la técnica y esa era la tradición que existía en las pocas familias de Montecristi que aún logran este tipo de tejido.

Diseño Moderno para dama, Homero Ortega. Foto: Cortesía

A pesar de ello, agrega que la evolución en cuanto a modelos y formas es importante rescatar, ya que antes el sombrero solo era utilizado en su ejemplar clásico por personas adultas conservadoras y ahora con la amplia gama de diseños que se han desarrollado llega a ser más atractivo para jóvenes y niños. Este avance también hace que sean más asequibles a cualquier bolsillo.

Diseño colección 2013 en Crochet para dama, Ecu-andino. Foto: Cortesía.

Sabrina Olvera, impulsadora de Homero Ortega e hijos, señala que la marca está enfocada en exaltar uno de los productos de fibra natural más admirados a nivel mundial. Enaltecer la habilidad y creatividad de los artesanos es una de las metas y con ello surgen diversos diseños para mujeres y hombres que se adaptan a cualquier gusto o necesidad: los hay de ala ancha, corta, de diferentes colores y hasta tejidos con crochet, asegura. 
Diseño Hippie en Crochet, Ecu-andino. Foto: Cortesía
Sin duda alguna esta artesanía insignia del país es el complemento perfecto para el atuendo de cualquier ocasión, si bien es cierto, no es una costumbre de la ciudad vestir con sombreros, con la modernidad de este arte en cuanto formas y diseños podría llegar a convertirse en una prenda diaria que sería muy útil para proteger la piel de los rayos ultravioletas del sol, dadas las condiciones climáticas de Guayaquil.


Por: Diana Rada.

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